Trilogía rural
Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba
«Hay cosas encerradas detrás de los muros que no pueden cambiar porque nadie las oye».
Una novia no acude a su boda. Una campesina no logra quedarse embarazada. Una viuda impone a sus cinco hijas su riguroso luto. Las mujeres que protagonizan estos dramas rurales buscan a la luz de la luna un arroyo en la tierra árida del matrimonio, la maternidad y la viudedad, pero solo desentierran violencia, soledad y silencio.
La Trilogía rural de Federico García Lorca, compuesta por Bodas de sangre (1933), Yerma (1934) y La casa de Bernarda Alba (1936), es uno de los mayores hitos de la literatura española. En las miradas que ha ilustrado Javi Cohen para esta edición brilla como en las propias obras la pasión, la venganza, la culpa, la desesperación y, por encima de todo, la represión de la mujer en la España rural de principios del siglo XX.
«Lorca es un pozo sin fondo». — Ian Gibson
Federico Garcia Lorca
Fuente Vaqueros, (1898-1936). Federico García Lorca, poeta y dramaturgo, pasó los primeros años de su infancia en su pequeño pueblo granadino antes de marchar a Granada para estudiar en la Universidad. Allí conoció a Manuel de Falla, personaje que ejerció gran influencia sobre él, transmitiéndole el amor por el folclore y lo popular. Años más tarde, se trasladó a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde Lorca se dedicó con pasión a la música, el dibujo, el teatro y la poesía. Su obra se caracterizó por poseer un lenguaje personal, inconfundible, que residió en la asimilación de elementos y formas populares combinados con audaces metáforas, y con una estilización propia de las formas de poesía pura con que se etiquetó a su generación.
Sé el primero en dejar una opinión
Federico García Lorca
Fuente Vaqueros, (1898-1936). Federico García Lorca, poeta y dramaturgo, pasó los primeros años de su infancia en su pequeño pueblo granadino antes de marchar a Granada para estudiar en la Universidad. Allí conoció a Manuel de Falla, personaje que ejerció gran influencia sobre él, transmitiéndole el amor por el folclore y lo popular. Años más tarde, se trasladó a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde Lorca se dedicó con pasión a la música, el dibujo, el teatro y la poesía. Su obra se caracterizó por poseer un lenguaje personal, inconfundible, que residió en la asimilación de elementos y formas populares combinados con audaces metáforas, y con una estilización propia de las formas de poesía pura con que se etiquetó a su generación.