Una obsesión prohibida.
Una lealtad familiar inquebrantable.
Tres retos mortales.
LA HUMANA.
Cuando mi plan para encontrar unos hongos muy poco comunes se va al traste, acabo cayendo a través un portal mágico en medio del bosque que me hace aterrizar directamente en brazos de un príncipe fae. El peligroso, volátil y atractivo príncipe de la Corte Oscura.
Por si eso fuera poco, no me cree cuando le digo que solo soy una bióloga. Está convencido de que soy una asesina enviada por los humanos para acabar con él.
Por eso, su objetivo es matarme a mí primero. Lo que sea con tal de deshacerse de la humana que, muy a su pesar, se ha convertido en su mayor obsesión. Sin embargo, como también necesita algo con lo que entretener a los suyos, el malvado príncipe me propone tres retos mortales.
Si sobrevivo, recuperaré mi libertad. Pero si no...
EL FAE.
El odio y el desprecio eran todo cuanto siempre había sentido hasta que mis ojos se posaron en ella: la despreciable asesina de los humanos. Ese despiadado parásito ha invadido mi mente y se niega a liberarme de su embrujo.
Ardo en deseos de quitarme los guantes y sentir la suavidad de su piel con las manos desnudas, a pesar de que normalmente nunca haría algo así. Los miembros de la familia real oscura preferiríamos morir calcinados antes que tocar a un repulsivo humano.
Temo que la chica se convierta en la única criatura capaz de destruirme si no acabo con ella pronto.
Sé el primero en dejar una opinión
Jeneane O'Riley
Jeneane O'Riley es una autora de novelas de fantasía romántica oscura. Su amor por la escritura nació cuando era niña e imaginaba todo tipo de aventuras maravillosas antes de dormir. Cuando creció, ese amor no se apagó, aunque sus historias se volvieron más peligrosas, cargadas de una tensión embriagadora. A Jeneane le encanta la micología y la naturaleza y, por el momento, vive en Ohio, pero eso cambiará en cuanto encuentre un puente bajo el que merodear o quizá un árbol lo suficientemente espacioso como para dar cobijo al pibón de su marido, a su inseparable lobero irlandés, a su paloma mascota y, por supuesto, a sus tres hijos.