José Luis Cuerda es, sin duda, uno de los más grandes directores que ha dado el cine español; a estas alturas, huelga decir que algunas de sus películas son auténticas obras maestras. En ellas ha cultivado con esmero lustrosos imaginarios propios que ya han pasado a formar parte del imaginario colectivo.
En estas Memorias fritas, Cuerda hace un repaso de muchas de las facetas de su vida, de sus apetencias y estímulos en el terreno de la creación. Hilarantes por momentos, sabias, emotivas, elocuentes, reflexivas, cariñosas, un poco gruñonas, siempre salpimentadas con mucho humor también con un principio de llanto estas poliédricas memorias abarcan desde su infancia en Albacete hasta su reciente abuelía, pasando por el resto de su vida: el seminario, su trabajo en tve, sus películas como director, sus películas como productor, su relación con la literatura, sus militancias políticas, sus pinitos como vinatero, su afición a hacer pintadas en internet y un largo etcétera.
Siendo fiel a la máxima de Voltaire la mejor manera de resultar aburrido es contarlo todo, José Luis Cuerda nos ofrece en Memorias fritas una extraordinaria panorámica de lo que ha sido y es su vida.
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