El interés de María Zambrano por la figura de Antígona acompaña a la autora a lo largo de su trayectoria como escritora. Los motivos del interés de Zambrano por el personaje de Sófocles son diversos, y propia su interpretación de Antígona. En la figura trágica griega ve Zambrano la encarnación de toda una época: la suya propia, reprimida por la guerra civil y el consiguiente exilio. Pero también declara la autora que es esta la tragedia de Sófocles "más cercana a la filosofía", motivo este clave para entender el interés de Zambrano: poesía sí, pero no ajena al conocimiento.
En "La tumba de Antígona" la autora abandona su habitual estilo ensayístico y construye diversas voces para sus personajes de ficción. "La tumba de Antígona" es un texto clave en la trayectoria de Zambrano. Antígona será en esta obra la que hable, pero también la que escuche. Pregunta para saber. Su palabra ilumina, pero también será iluminada en un mundo donde voces y ecos se entrelazan estrechamente.
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María Zambrano
Filósofa española. Nacida en Vélez-Málaga (Málaga) en 1904, fue discípula de José Ortega y Gasset y profesora en la Universidad de Madrid. Durante la Guerra Civil española (1936-1939) participó en algunas comisiones de ayuda humanitaria y cultural y se exilió en México, a donde llegó en 1939. Profesora de la Universidad de Morelia, se trasladó muy pronto a La Habana, en cuya universidad enseñó durante varios años, así como en la Universidad de Puerto Rico. Posteriormente vivió en Italia y en Suiza antes de su regreso definitivo a su país. Para Zambrano, la filosofía no era sólo una cuestión de conceptos, sino de símbolos que deben abordar los problemas esenciales de la trascendencia y los grandes misterios de la vida humana. Murió en 1991.