La poesía de Joan Margarit se caracteriza por una sobriedad inteligente, en palabras de Antonio Jiménez Millán, que conduce a un equilibrio entre intensidad emocional y perfección expresiva. Sus versos rezuman un desencanto lúcido sobre las conquistas penosas de la libertad en las dimensiones amorosa, política, lingüística y doméstica. Pero de estos impedimentos nacen la belleza y la dignidad, y el poeta canta los resquicios de la ternura y de cobijo en la memoria del dolor. La poesía es una casa de misericordia porque ampara en circunstancias adversas porque es una experiencia solidaria compasiva y clarificadora:
"Yo deseo que mi poesía sea una sala que dé amparo a alguien" dice en El museu d'Art Modern. Y aquí coincide con la poeta rusa Anna Ajmátova, para quien "la sabiduría implica la ternura, y sin ternura no puede haber un buen poema", recuerda el escritor en el prefacio de Todos mis poemas. Esta antología bilingüe busca acercar al lector a la belleza del lirismo límpido y habitable de uno de los poetas contemporáneos más notables de la lengua catalana y castellana.
Marisa Martínez Pérsico
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