Por primera vez en español, su ensayo sobre la amistad, más una selección de fragmentos extraídos de los Cahiers y de Attente de Dieu.
Conceptos ligados a la amistad, como el amor, la caridad y la distancia necesaria, son la excusa utilizada por Weil para indagar en lo inefable, expresado en estos fragmentos con un lenguaje poético. A través de estos textos podemos adentrarnos en el rico y complejo universo de esta pensadora, cuyo interés va creciendo con el paso de los años.
"Quizá en este momento sea preciso decir algo sobre la manera de escribir y expresarse de Weil. Para quien no esté familiarizado con ella, quizá sea difícil este estilo de “la frase breve, el pensamiento condensado” que describe Mónica Mesa en el prólogo. Es la dificultad y la tensión que se palpa en toda creación: con sus palabras, Weil no describe el mundo sino que lo inventa, de modo que tiene que inventar, de paso, otra manera de hablar de él, porque no le valen los términos convencionales que lo cercenan y lo hacen confuso. Mesa deja en su texto una frase que es valida para Weil, pero lo debe de ser para todo aquel que piense en añadir algo en el terreno del arte: “Hay que dejar que el lenguaje vuelva a crear mundos, no que se ocupe de reducirlos a su mínima expresión”"
Estandarte
"Para la filósofa francesa una amistad es impura si tiene el deseo de argadar."
Dídac P. Lagarriga, Ara
"Es un tomito delicioso (99 páginas) de una rara densidad: en sus pocas páginas ofrece mucha y elevada sustancia, en transparente traducción de Belén Quejigo"
Enrique García-Máiquez, Leer por leer
Pensadora, mística, activista política y escritora, la vida de Simone Weil (París 1909 - Asford, 1943) es difícilmente clasificable.
Tras estudiar filosofía y literatura clásica, ejerció como docente y muy pronto comenzó a desarrollar una carrera ensayística que incluye libros y folletos como "Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social", "Sobre la ciencia", "Carta a un religioso" o "Echar raíces", recopiladas postumamente por Albert Camus, quien la definió como "el único gran espíritu de nuestro tiempo".
Pacifista radical pero firmemente comprometida con la causa obrera, debatió con León Trostsy y George Bernanos, trabajó en el campo y en las fábricas y combatió en la guerra civil española integrándose en la Columna Durruti.
Durante la II Guerra Mundial se unió a la resistencia francesa.
Su pensamiento cristiano radicalmente heterodoxo, su humanismo y su honestidad política e intelectual han hecho de ella una de las grandes figuras de la filosofía y la religión del siglo XX.
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