«Tendré que llevarte al cerro de la Virgen y tendré que decirte que eso es La Mancha y que es de esa tierra naranja de donde venimos, que ese manto de esparto que no acaba nunca es lo que eres. Tendré que explicarte lo que es un Pueblo y sabrás que el nuestro está atravesado por tres realidades: la ausencia total de relieve, el Quijote y el viento. Tendré que recordarte que eres nieto de familia postal, bisnieto de campesinos y feriantes, tataranieto de carabinero exiliado y de quincallera, y que sientas entonces que eres heredero de una raza mítica».
Ana Iris creció escuchando a sus abuelos el relato de dos mundos que se desvanecen. Unos, feriantes, quejándose de que cada vez tenían más trampas y menos perras, porque a medida que la vida se convertía en una feria —la de las vanidades—, la auténtica feria dejaba de tener sentido. Los otros abuelos, campesinos, le transmitieron el arraigo mágico de la tierra. Y fue ese abuelo el que la llevó un día a un almendro y le dijo que lo había plantado él, así que pa ella era su sombra.
Feria es una oda salvaje a una España que ya no existe, que ya no es. La que cabía en la foto que llevaba su abuelo en la cartera con un gitano a un lado y al otro un Guardia Civil. Un relato deslenguado y directo de un tiempo no tan lejano en el que importaba más que los niños disfrutaran tirando petardos que el susto que se llevasen los perros. También es una advertencia de que la infancia rural, además de respirar aire puro, es conocer la ubicación del puticlub y reírse con el tonto del pueblo. Un repaso a las grietas de la modernidad y una invitación a volver a mirar lo sagrado del mundo: la tradición, la estirpe, el habla, el territorio. Y a no olvidar que lo único que nos sostiene es, al fin, la memoria.
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Ana Iris Simón
Campo de Criptana, 1991] Estudió en escuelas públicas de Aranjuez. Cursó Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos en Fuenlabrada mientras doblaba y alarmaba camisetas en Desigual y hacía de guía en el edificio de Telefónica en Gran Vía. Su primera casa fue Telva y después fue redactora en Vice y guionista en Playz de RTVE. Con 28 años ha sido testigo de tres ERE. Actualmente colabora con distintos medios. Se acaba de ir de Madrid, donde vivió desde 2014, a una ciudad de provincias, en parte porque le da envidia la vida que tenían sus padres a su edad, aunque la Thermomix no se la ha comprado ni se ha metido en la hipoteca. Feria es su primer libro