A las personas que andáis en el mar este libro no os v a gustar mucho. Tranquilos, no revela datos prohibidos, ni recoge prácticas o expresiones improcedentes. Este libro no nos va a gustar simplemente porque lo ha escrito un terrícola que nunca a los codillos ha subido, que nunca una marea ha hecho y que, de un modo impúdico, se atreve a hablar del agua del Gran Sol. Quedáis avisados.
Aquí no se describe cómo es el trabajo a bordo, ni las técnicas de navegación, ni las condiciones de vida del barco. Son simplemente cuentos. Historias menudas que normalmente no os gusta citar en la recalada.
Las cosas del mar no se cuentan en la tierra, el Machín de Muxía habló. Cuando un marinero vuelve a casa más que contar quiere saber. Atrincherados tras una barrera de silencio, los marineros gallegos han ido acumulando durante décadas un prodigioso saber gremial y han humanizado los caladeros desde Capetón (Cape town, en Sudáfrica) a Antuerpe (Amberes). Es hora de romper esa frontera. Ya lo dijo Avelino de Corón: Está sabiendo la marea, tú no te quedes varado en seco.
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