Después de sobrevivir a los campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial, Auschwitz entre ellos, la finitud y el sufrimiento fueron un constante asunto de preocupación existencial y filosófica para Viktor Frankl.
En la célebre conferencia recogida en este volumen, pronunciada en 1984 en Dornbirn (Austria), el lector se enfrenta a algunos de los grandes interrogantes que todo ser humano se ha hecho alguna vez: el sentido de nuestra vida, cómo encajar el dolor, por qué ayudar (o no) a nuestros semejantes, el transcurso de la vida y el envejecimiento y, sobre todo, cómo plantar cara a nuestro inevitable final.
Si “la muerte es solo un punto final del continuo decir adiós”, resulta urgente aprender a despedirse. Más aún en una sociedad y una época en las que se impone el valor de lo que no caduca, de lo que permanece inalterable frente al paso del tiempo: de lo que nunca muere.
Este breve texto inédito muestra el costado más humano de Viktor Frankl y nos invita a ocuparnos de la muerte como un horizonte que, lejos de paralizarnos, ha de servir para hacer crecer nuestras posibilidades de ser.
Si “la muerte es solo un punto final del continuo decir adiós”, resulta urgente aprender a despedirse. Más aún en una sociedad y una época en las que se impone el valor de lo que no caduca, de lo que permanece inalterable frente al paso del tiempo: de lo que nunca muere.
Viktor E. Frankl
Viktor Frankl (1905-1997) es uno de los referentes más destacados de la psicología del siglo xx. Doctorado en Medicina y Filosofía por la Universidad de Viena, fundó la logoterapia, también denominada Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia.
En 1942, en pleno apogeo de los nazis, él y su familia fueron hechos prisioneros e internados en los campos de concentración. Fue precisamente esta experiencia la que lo llevaría a confirmar vivencialmente su teoría psicológica (desarrollada en las décadas anteriores) basada en el sentido de la vida y con raíces existencialistas. Tras sobrevivir al Holocausto, fue profesor de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de Viena y obtuvo la cátedra de Logoterapia en la Universidad Internacional de San Diego, California. Impartió conferencias en universidades de todo el mundo y 29 de ellas le otorgaron el título de doctor honoris causa. Galardonado con numerosos premios, entre ellos el Oskar Pfister Award de la American Psychiatric Association, fue miembro de honor de la Academia Austriaca de las Ciencias.
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